El nuevo movimiento poético de Panamá
A manera de Prólogo
Nuestro ensayo contiene, eminentemente, el propósito de popularizar, hasta donde sea posible, los nuevos nombres surgidos como consecuencia del devenir literario de Panamá. Para tal menester, dada la nobleza del arte, será imposible que discriminemos a los que han permanecido y permanecen ocultos en el primitivismo de su joven carrera poética; a los que no han sido distinguidos con premio alguno; a los que no han publicado libro alguno. Exigiremos, sí; que exista vocación, porque tendremos encuenta que la realidad artística de un ser no es ponderable tomando como balanza su popularidad o impopularidad. Lógico es que el canto pertenece al pueblo, a pesar de cualquier oscuridad. Que representa el sentir o pensar de un pueblo en un momento histórico dado y que, por lo tanto, su popularidad debiera ser inmanente al desenvolvimiento literario de un país, por motivos de cultura nacional. Pero en una nación como Panamá, sobre todo, debemos cuidarnos del fenómeno de la popularidad para llegar a un conocimiento axiológico adecuado, para poseer una teoría de valores que corresponda, certeramente, a la verdad estética de nuestro medio. Debemos cuidarnos de ese fenómeno porque en Panamá el pensamiento crítico no ha evolucionado mucho desde el Modernismo, de modo que el gusto literario se encuentra anquilosado. Las gentes de cultura, fuera y dentro de los círculos universitarios, llaman todavía vanguardista a la poesía mundial de última hora, cuando ya todas las escuelas literarias, los "ismos" de la postguerrra del 14, han sido superados —hay una vuelta al realismo— aunque ejercen, cautelosamente, su poderoso influjo. Es común hallar en un poema verdaderamente actual tres, cuatro trazos de estirpe surrealista, por ejemplo. Trazos, eso sí, no generalidades. Esta nesciencia de la crítica en nuestra Patria, ha dado pábulo al lanzamiento y veneración de valores falaces, cuya situación histórico-literaria dejó de ser hace ya varios lustros.
Otro de los motivos medulares de este ensayo es el de intentar dilucidar la problemática común, en cuanto a la interpretación poética de los últimos tiempos se refiere. Esta notable dificultad interpretativa tomó auge cuando las precitadas escuelas de vanguardia cercenaron el sentido lógico del canto. Los elementos oníricos emanados de las teorías de Sigmund Freud, la complejidad del subconsciente, hicieron del poema un castillo verdaderamente inexpugnable aún para muchos letrados. Actualmente persiste, en menor cuantía, dicha dificultad interpretativa, porque a pesar del realismo a que tiende la nueva poesía mundial, no puede el canto liberarse de su calidad de original y de que todo lo original es extraño al principio, aunque posea la fuerza de la verdad. La poesía nunca volverá al fácil realismo anterior, porque esto subordinaría su sentido dinámico; sería tan absurdo como pensar que un árbol pudiese regresar a su simiente. Ejemplificaremos: una metáfora que ha pasado al dominio público, que ha recorrido determinada trayectoria histórica, se torna moneda corriente y pierde ipso facto su valor literario. Una moneda nueva brilla; su brillo nos llama la atención y hasta llegamos a sospechar de su autenticidad. Nos es difícil aceptarla porque es insólita su presencia, porque es una "moneda" literaria pletórica de un nuevo vigor al cual tendremos que acostumbranos. Ahora nos es sencillo comprender el significado de la metaforización directa la esmeralda de los campos, moneda generalizada. Pues bien, en tiempos de Publio Ovidio Nasón fue un problema; fue un problema, pero agradó al fin la comparación colorista-inconsciente entre esmeralda y campo. No hubo que mencionar la palabra verde. Se había dado un paso.
Tómese, sin embargo, el anterior ejemplo como lo que es, para evitar contradicciones, ya que el nuevo estilo del canto contemporáneo otorga poco espacio al desarrollo metafórico, para dar cabida a lo que llamaremos el nuevo vocabulario de los conceptos.
Ahora bien, ha sido forjada esta obra con toda la sinceridad requerida. Sin espejismos. Porque las afirmaciones críticas son más rotundas en la medida en que se vayan acercando a las inexorables del tiempo. La maldad literaria jamás queda impune.